domingo, 21 de abril de 2013




Hoy tuve el gran placer de ver que todo el esfuerzo que se hace desde el primer día que un perro va a la pelú da resultado.





Néstor, tiene aproximadamente un año, es un perro que va cada 20 días al baño, pero empezó a ir cuando tenía tres meses de edad, era repequeño, en fin, el primer día que lo bañé no encendí la turbina, lo hice sólo con un secador, además el baño siempre se lo hice lento para que él se fuera sintiendo seguro, y nunca lo até durante el baño, excepto cuando lo pasaba a la mesa y lo secaba, y al principio se hacía toda una bolita y no se atrevía a levantarse, poco a poco y con la frecuencia de sus baños empezó a tomar más confianza y se comenzaba a levantar por sí solo e incluso comenzaba a dar la vuelta para poderlo secar del otro lado. La cuestión es que este último baño Néstor llegó, se metió a la bañera por si mismo, lo pasé a la mesa NO lo até, se quedó de pie, le pedí la vuelta, la dio, se dejo secar la cara e incluso se quedo quieto en la mesa mientras le tomaba la foto, cuando lo liberé, dió un gran salto, bajo de la mesa (esto se lo permito, porque es un border collie  y es joven, si fuera más grande de edad, lo bajo yo) y esperó a que le pusiera su correa. Yo obviamente no cabía de la emoción ya que toda la dedicación que le tuve a Néstor, esta última vez la pude ver completa, hay que tener en cuenta que es todo un proceso, mucho también tiene que ver que la dueña lo lleva con frecuencia al baño y sobre todo que siempre lo llevo al mismo sitio, de esta forma le dió la oportunidad al perro de habituarse, de permitirle conocer el proceso del baño y de conocer a una persona, o sea YO.





No hay comentarios:

Publicar un comentario