domingo, 14 de abril de 2013

Problemas en otras peluquerías




Benito es un caniche, que hace ya bastante tiempo viene a la pelu, es un cliente habitual, llega con los nudos normales, no muy sucio, en realidad siempre llega bastante cuidado. Nunca se ha portado mal dentro del baño ni en el acicalamiento; pero yo no me había dado cuenta que Benito hacía ya bastante que no venía hasta que llegó, y me lo trajeron echo un trapo, me costó mucho reconocerlo, es muy difícil ver a un perro el cual siempre esta cuidado, todo lleno de nudos, sucio y sin forma. 





La dueña me contó que se mudaron y lo llevaron a otra peluquería, donde a mitad de sesión les llamaron para que fueran por él ya que había sufrido un ataque del corazón o una historia parecida, lo curioso es que tal cual dice la dueña: Benito no sufre del corazón, pero la veterinaria de dicho lugar les aseguró que era un ataque al corazón por esta razón no pudieron ni bañar, ni peinar al pobre Benito; obviamente antes de traerlo de nuevo conmigo, lo llevaron a un chequeo, para ver si realmente estaba sufriendo el corazón de Benito, pero los análisis y pruebas médicas dieron negativo, así que la dueña piensa que lo más probable era que  se puso nervioso y la gente del lugar no lo pudo controlar por lo tanto decidieron llamarla para que lo retirara. 





Al llegar a la pelú la mujer me preguntó como era el comportamiento de Benito, si se ponía nervioso, si notaba que temblaba, si era agresivo. Al principio, ya que yo no sabía nada, me pareció totalmente raras sus preguntas ya que nunca en los dos años que Benito lleva en la pelú me había echo estas preguntas que generalmente suelen ser más frecuentes en los dueños que llevan por primera vez al baño a sus perros. Yo le respondí que Benito era un perro tranquilo incluso era cooperativo durante el acicalamiento y que nunca había notado que se pusiera nervioso, incluso al encender la turbina; Después me contó y entendí todo. A mi nunca me ha gustado hablar sin saber, yo lo único que le pude decir a la mujer es que lo más probable era que la persona que estuviera con Benito no tuviera mucha experiencia estuviera nerviosa y se lo transmitiría al perro, y quizá por eso le agarró una temblorina. 

Pero debo confesar que en el fondo me siento contenta que la gente regresé a mi contándome lo que les ocurre en otros Spa, porque pareciera que es la única forma en la que se dan cuenta que la peluquería en los animales es todo un trabajo que requiere mucha paciencia, tiempo, dedicación e interés por los canes y que no todas las personas son capaces de hacerlo, no todos los lugares tienen la mejor atención hacia este tipo de clientes y no sólo la atención sino la paciencia también, hay que saberlos retar cuando es necesario y al mismo tiempo saber cuando calmarlos y sobre todo hacerlos sentir que en nosotros pueden confiar y que en ningún momento vamos a atentar contra ellos, hay que saber entender lo que ellos sienten dentro de la pelú, muchos están acostumbrados, pero otros (sobre todo los que sufren más) que van muy de vez en cuando, siempre es todo nuevo, lo dejan, alguien lo toma, le echa agua, lo enjabona, lo frota, lo enjuaga, repite el proceso, y no a todos les tiene que encantar que lo estén toqueteando, por lo tanto se mueven es ahí cuando nosotros, los groomers tenemos que saber como controlarlos y manejarlos todos estos procesos son muy importantes para que el perro se quede con una buena impresión del baño y a su vuelta le sea más agradable su estancia. Es por esto que cuando alguien regresa con su perro y me confiesa que lo llevo a otro lugar pero no le gustó por cualquier cosa, me siento muy orgullosa de hacer de mi trabajo algo profesional y serio. 

Afortunadamente Benito ya no tiene todos esos pelos con los que llegó, le tuve que cortar demasiado el pelo, pero ahora esta limpio y prolijo y la dueña Feliz. 






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